Las primeras noticias que se tienen del municipio de Altzayanca se remontan al año 600 a.c., cuando comienza la segunda mitad de la fase cultural Texoloc. Por esos años una villa ubicada en la Sierra de La Caldera, perteneciente a este municipio, Los Teteles de Atotonilco, se transforma en un pueblo grande, adquiriendo hegemonía política y control sobre la mitad de los 230 asentamientos humanos existentes. Estas 230 localidades comprendían 2 pueblos grandes, considerados centros macrorregionales; 21 pueblos, a los que se clasifica como centros de poder regional; 47 villas consideradas como centros secundarios, conjuntamente con 71 aldeas y 31 estancias. En estas localidades se estableció una población de más de 125 000 habitantes, diseminados en una superficie de 1 700 km.
El pueblo de la Sierra de La Caldera de Altzayanca está situado entre dos barrancas, cuyos vestigios ocupan una superficie aproximada de 225 hectáreas, contando con más de 16 estructuras arquitectónicas que han sido poco exploradas y estudiadas, y que sus descubridores encuentran muy deterioradas. En esas condiciones, una descripción del pueblo de la Sierra de La Caldera resulta difícil. Cuando se lleven a cabo nuevas exploraciones e investigaciones, será factible reconstruir el pasado prehispánico de este asentamiento. Sin embargo, por analogía con el pueblo grande de Tlalencaleca, es posible reconstruir algunas formas de la vida social y material del mismo. La forma del pueblo de la Sierra de La Caldera debió ser alargada, con orientación oeste-este y es muy probable que en sus alrededores se encuentren restos de poblaciones adyacentes del centro principal.
El centro ceremonial del pueblo destaca por contar con más 16 estructuras arquitectónicas, asentadas en varias plazas rectangulares. Las pirámides fueron construidas a base de taludes superpuestos, cuyos muros fueron recubiertos con estuco, elaborado con lodo cocido para darle mayor consistencia. La técnica de construcción de las estructuras elevadas o pirámides, consistió en levantamiento de muros de adobe entretejidos a manera de retícula, formando cubos llenados con piedra y tierra, posteriormente compactados.
Sobre estos se colocaron una retícula similar, hasta dar forma a la altura deseada. El centro cívico-religioso con sus plazas y pirámides, se comunicaban con la zona habitacional por medio de calles interiores que conducían a la zona residencial de sacerdotes, jefes y otros pobladores, así como a la zona de habitaciones populares, ocupadas por el grueso de la población dedicada a las actividades agrícolas y a la construcción y mantenimiento de las obras públicas.
La gran experiencia acumulada en la construcción de terrazas y control de agua de lluvia, evidente desde la fase Tzompantepec y Tlatempa, se siguió aprovechando durante la fase la Texoloc pero además, dada la presión demográfica y la mayor demanda alimentaria, los especialistas en ingeniería hidráulica agregan en esta fase, la construcción de canales para conducir agua de los arroyos y los ríos, a los jagüeyes, depósitos construidos exprofeso para captar el vital líquido, no sólo de los escurrimientos pluviales, sino de corriente permanente para fines de irrigación. Pero el adelanto mayor al final del período, consistió en el descubrimiento de los cultivos de humedad, aprovechando las áreas inundadas de temporal o permanentes, donde se construyen chinampas y camellones.
No existe información que indique qué sucedió con la ciudad de la Sierra de La Caldera de Altzayanca. Es probable que haya declinado después del año 350 a.c., o bien, que por amenazas foráneas, obligaron a la población a emigrar hacia un sitio más seguro y con aptitudes geográficas para su fortificación. Esta conjetura tiene como premisa de sustentación, el repentino surgimiento de una ciudad prehispánica en un sitio conocido como Piedra del Padre, en el acantilado de la cañada de la Sierra de La Caldera, perteneciente al territorio actual del rancho de San José Ocotitla, durante la segunda mitad de la fase Tezoquipan.
El territorio actual del municipio de Altzayanca, no dejará de jugar un papel importante en el acontecer histórico. Por el contrario, viejas villas y pueblos crecen demográficamente hasta convertirse en 3 de las 12 ciudades importantes de este periodo. Los sitios donde se localizan los vestigios de estos centros urbanos son: los Teteles de Atotonilco en la colonia Tecopilco; Lázaro Cárdenas, 1ª sección del ejido de San Antonio Tecopilco y la Sierra en Barranca Seca. En la segunda mitad de la fase cultural Tezoquipan, surge una cuarta ciudad en el sitio conocido como Piedra del Padre, a orillas del acantilado de la Cañada de La Caldera, perteneciente al rancho de San José Ocotitla.
Lo interesante de las ciudades de Altzayanca radica en la relativa cercanía de las mismas, lo que las llevó a conformar una especie de confederación para controlar casi toda la parte oriental que equivale a uno 400 km2 . Antecedente de la forma de gobierno que se generalizaría durante la fase Tlaxcala. Los otros asentamientos urbanos, ejercieron un control sobre las áreas adyacentes con un cierto grado de autonomía e independencia, aunque formaron parte de la misma cultura, tal fue el caso de las ciudades de Los Cerritos de Natividad, en la cercanías de la actual ciudad de Huamantla, etc.
La presencia prehispánica de Altzayanca no concluye en la fase tezoquipan. En los años siguientes se encontrarán dos pueblos, pertenecientes a dos culturas que tuvieron una presencia simultánea: la Tenanyecac y la Teotihuacana (hubo además presencia de la cultura Cholulteca). La primera corresponde a la fase de decadencia de los asentamientos más tradicionales de Tlaxcala y se encuentra representada por un pueblo ubicado en terrenos de El Tetele de la hacienda de Jalapasco; y la segunda, con otro sitio que actualmente se conoce como Los Teteles de la hacienda de San Antonio Zoapilco. El florecimiento, alcanzado en los asentamientos de Altzayanca y de otras poblaciones Tezoquipan, se ve frenado por la emigración de la mayoría de sus cuadros intelectuales, artesanales y tal vez de los sacerdotes o dirigentes, quienes guiados por su celo religioso, aportarán sus conocimientos al engrandecimiento de otros centros religiosos que empiezan a florecer: Teotihuacán y Cholula.
La sierra de La Caldera del municipio de Altzayanca, durante esta fase tiene dos asentamientos importantes: Piedra del Padre, ubicada al oriente y sudeste de Ocotitla, en la parte alta de la cañada de La Caldera, y los Teteles de Ocotitla, ubicados en la barranca de La Caldera, justo al centro de la sierra, teniendo al sudeste un río y al norte un profundo foso construido por sus habitantes.
Altzayanca tampoco pudo escapar al corredor de la cultura Teotihuacana, estableciéndose un asentamiento tributario de "la ciudad de los dioses", en Los Teteles, de la hacienda de San Antonio Zoapilco. En el caso concreto de Altzayanca, la ciudad de Los Teteles de Ocotitla, asume la hegemonía en la Sierra de La Caldera, contando con el apoyo de la ciudad de Piedra del Padre, además del Pueblo El Tetele de la hacienda de Jalapasco. No existe información que indique qué sucedió con los asentamientos de la Sierra de La Caldera y del territorio de Altzayanca durante las fases Texcalac y Tlaxcala, que abarcan aproximadamente 9 siglos. Es probable que haya perdido dinamismo, fortaleciéndose Terrenate como el centro de control político y social, durante las fases Texcalac y Tlaxcala.
La colonia. Durante la época colonial, lo que hoy es el territorio del municipio de Altzayanca, fue ocupado por las estancias españolas con residencia en Puebla, quienes fueron penetrando a la región de los llanos de Huamantla, hasta llegar a la escarpada Sierra de La Caldera, donde poco a poco fueron surgiendo varias haciendas pulqueras, entre ellas la de Altzayanca, donde se concentró la escasa población, y de la que surgiría, después de varios siglos, la cabecera del actual municipio.
La Independencia. Durante el movimiento de independencia no ocurrieron acontecimientos trascendentes en el territorio que hoy ocupa el municipio de Altzayanca. El único centro de población con cierta importancia por esos años fue la extensa hacienda de Altzayanca, propiedad de don Isidro Corral, quien al igual que sus peones, estaba lo suficientemente aislada para enterarse de los acontecimientos. Posteriormente la población de Altzayanca comenzó a poblarse nuevamente.
Para 1833, el gobierno del Territorio de Tlaxcala había designado como juez de paz a don Manuel Parada, quien era paciente receptor de las quejas y controversias de los vecinos, los cuales acudían a él para denunciar desde el robo de un carnero, hasta la aparición de brujas y nahuales, que tenían asustadas a las ignorantes gentes de la región. La solemnidad del juez Manuel Parada, rayaba en el ridículo, pues pomposamente anteponía el lema "Dios y Libertad", en cuanto documento firmaba. Ocho años duró este personaje en el cargo, renunciando por motivos de salud, pero dejando como substituto a un pariente llamado Leonardo Parada.
En 1840 los productores de pulque en Altzayanca resultaron beneficiados al fijarse por el Congreso de la Unión, los precios y calidades del pulque: 9. 1/3 granos oro por arroba de pulque fino y 5. 1/3 granos oro por el pulque gordo o tlachique. Los precios debieron estimular la producción del albino líquido, pues para esos años la región comenzó a poblarse nuevamente, surgiendo las actuales poblaciones de Pilancón, Tecopilco, Nexnopala, Rancho de Martínez, Xaltitla, Pocitos, Mesa Redonda, Zacamolpa, Rancho Blanco, etc.
La Reforma. En el año de 1850 una epidemia de cólera y viruela causó grandes estragos en la hacienda de Altzayanca, provocando la muerte de varios pobladores y mermando así la población, por lo que las autoridades gubernamentales trataron de erradicar la epidemia mediante brigadas sanitarias que atendían a la población.
En la historia de éste municipio, es importante el señor cura Mantilla, a quien desde 1853 Altzayanca reconoce como fundador, recordándole con afecto junto al indio de nombre Francisco Rosario.
Durante octubre de 1854 se levantó un censo. Mediante él se conocen los nombres y la procedencia de los pobladores de Altzayanca. En ese documento se registra un total de 487 personas mayores y capaces de votar, así como sus comunidades de origen: Cuapiaxtla, Quimixtlán, Huamantla, Zacapoaxtla, San Juan de los Llanos, Terrenate, Nopalucan, Cuyuaco, El Seco, Teanguismanalco, Cosamaloapan, Tlaxco, Tehuacán, Ixtenco, Puebla, Tzompantepec, Ixtacamaxtitlán. De estos lugares provenían los hombres que formaron los cimientos de lo que hoy es el municipio de Altzayanca.
Un dato sobresaliente se registró en febrero de 1862. El Juzgado de Huamantla pide la presencia del señor Corral, para que se defina la situación de la Hacienda de Altzayanca, la cual estaba valuada en $70 000, sobre cuya cantidad debía pagar el propietario sus contribuciones, mismas que el señor Corral y su esposa Josefa Robles no pagaron. En consecuencia la Hacienda fue expropiada por el gobierno el 8 de junio de 1863.
Ocho años después de expropiada la Hacienda de Altzayanca, el 21 de septiembre de 1871, el prefecto político de Huamantla, Plutarco Montiel, hace saber a todos los vecinos que deseen comprar la Hacienda de Altzayanca, se entrevisten con el Licenciado Guillermo Valle. Los calpaneros, muestran interés en adquirir la Hacienda, comprándola en abonos quincenales, mismos que puntualmente pagan a don Miguel Sánchez, quien les extendía los recibos a nombre del gobierno. En 1880 se les expiden los títulos de propiedad.
Puesto que, Altzayanca era un poblado que pertenecía a la Parroquia de San Lorenzo Cuapiaxtla, el 17 de mayo de 1874, se le concedía la gracia de tener un capellán, siempre y cuando le aseguraran lo necesario para su honesta manutención. Pero es hasta el 1º de septiembre, cuando los moradores de Altzayanca pueden tener a un sacerdote como vicario residencial, siendo el primero el Pbro. Don Francisco de P. Mayorga.
El padre Mayorga dividió el pueblo en cuatro barrios y comenzó el acarreo de tepetate para construir el curato. En 1876 Altzayanca soportó la presencia de gente armada. Algunas veces adicta al gobierno y otras a los rebeldes, los cuales acampaban en el lugar conocido como "El Campamento". Estos ejércitos enviaban recados al presidente Manuel Lima, exigiéndole reses, ovejas, tortillas, frijol, cebada, paja y hasta dinero. En muchos apuros se veía don Manuel para reunir los pedidos.
El porfiriato. El 24 de noviembre de 1880, siendo gobernador del estado Miguel Lira y Ortega, quedan divididos los municipios de Cuapiaxtla y Altzayanca. El 19 de junio de 1881 se hizo cargo de la vicaría el Señor Pbro. Luis Ladrón de Guevara. Por iniciativa propia realizó gestiones a fin de lograr la erección de la vicaría en parroquia.
Durante todo el tiempo en que trató Altzayanca de separarse de Cuapiaxtla hubo muchas fricciones entre ambos pueblos, por este motivo la mitra comisionó al cura de Huamantla, Miguel Fernández García, para que se trasladara a Altzayanca e investigara las posibilidades de promoverla a parroquia. El cura Miguel se trasladó al pueblo de Altzayanca el 17 de enero de 1883. Dos años después, en 1885, les informa que su capilla no reúne las requisitos para elevarla al rango de parroquia. Por lo anterior solicitan la ayuda a su antiguo párroco, el señor Mantilla quien los apoya mediante un fuerte donativo para levantar una nueva iglesia.
En 1886 se fundió la campana que está en el segundo cuerpo de la torre, con la siguiente leyenda: "Purísima Concepción. Donaron Miguel Álvarez Melo y otras Personas. Marzo 1886".
En Altzayanca se establecieron fábricas de aguardiente, desde mediados del siglo pasado, convirtiéndose en una actividad alternativa a la agrícola y pulquera, la cual registró un considerable incremento en la época Cahuantzista.Durante los primeros días del año, el 12 de enero de 1908, se fundó el Club Demócrata de Altzayanca, con el fin de apoyar la reelección de Próspero Cahuantzi como gobernador. Manuel Muñoz era el presidente. En marzo de 1909 se proclamó a éste como delegado a la convención nacional. En 1909, se promovió la propuesta de un ferrocarril que partiera de Altzayanca y entroncara con alguna estación del sistema oriental. Con base en ella la Sociedad Muñoz Pérez tendió la vía, pero no para impulsar un ferrocarril, sino a un pequeño tranvía tirado por dos mulas.
La Revolución Mexicana. Después del fallido intento del núcleo antirreleccionista de Contla en mayo de 1910, lidereado por Juan Cuamantzi, orientado a apoderarse de la gubernatura en poder de Próspero Cahuantzi, los grupos revolucionarios fueron creciendo y consolidándose en las faldas de la imponente montaña de La Malintzin. En la medida en que el movimiento creció, se establecieron otros campamentos en terrenos del municipio de Altzayanca, como el Quinto Cuartel de Lucha.
Mientras los revolucionarios enfrentaban al ejército federal, el presidente municipal de Altzayanca, Manuel Guerrero, inauguraba el Jardín Miguel Hidalgo en la cabecera municipal, pensando que los acontecimientos revolucionarios eran una simple algarada de revoltosos que pronto serían exterminados. Menuda sorpresa se llevó, cuando conoció las renuncias de Porfirio Díaz y de Próspero Cahuantzi a la Presidencia de la República y al a gubernatura de Tlaxcala, ocurridas en el transcurso de 1911.
El ascenso de don Francisco I. Madero y de José María Pino Suárez, su trágica caída, y la usurpación huertista que le siguió, no trajeron la paz a Altzayanca. Cuando la población observó el triunfo de los constitucionalistas, pensando que por fin terminaban los avatares bélicos, quedaron confundidos ante la lucha de facciones que escenificaban los propios revolucionarios. No fueron pocas las veces que los vecinos de Altzayanca fueron testigos de los enfrentamientos entre constitucionalistas y convencionistas, como el del 2 de junio de 1915 entre los carrancistas al mando de un teniente de apellido Flores y los zapatistas del general Mendieta.
La derrota de los convencionistas por constitucionalistas, tampoco trajo la paz a Altzayanca, pues muchas de las fuerzas derrotadas, al quedar sin mando y sin control, cayeron en el bandolerismo. Tal fue el caso de Cruz Garcilazo que comandaba un grupo de bandoleros que hicieron su guarida en el cerro de San Gabriel. De ahí partían a diferentes poblaciones cercanas a Altzayanca, para cometer todo tipo de tropelías y hurtos. Como si el bandolerismo fuera insuficiente padecimiento para los habitantes del municipio, sobrevino una epidemia de influenza española a fines de octubre de 1918, que diezmó a la población.
La única nota agradable en 1919 fue la súbita demanda del pulque de Altzayanca. Tanto los consumidores, como los catadores profesionales lo encontraron de excelente calidad, o de muy buen bouquet, multiplicándose los tinacales en la región. En opinión de los tlaquicheros, esta "fragancia" fue atribuida al tipo de tepetate de la región donde crecían los magueyales.
En 1923, por iniciativa del Padre Félix González, se instala una planta de luz eléctrica de su propiedad. Esta planta pasó a ser administrada por la firma "Balderas-Aragón", dando con ello un salto a la modernización. Asimismo, en 1927 se inició una etapa de construcción de escuelas en Altzayanca, en Puentecillos y Nexnopala; todos estos lugares nombraron directivas para la edificación de sus escuelas.
Al finalizar la década de los años veinte, en 1929, se llevaron a cabo dos importantes proyectos: la carretera y el teléfono. Este último servicio para comunicarse con Huamantla, en 1938. La construcción de la carretera requirió de la anuencia de las autoridades del pueblo de Libres, pues constituiría la fórmula más adecuada para unir a Puebla y Tlaxcala.
El conflicto religioso entre la administración del Presidente Plutarco Elías Calles y la jerarquía religiosa que se oponía a acatar la Constitución de 1917, trajo como consecuencia la suspención del culto en Altzayanca durante los años de 1926-1929. Durante este último año, gracias al convenio que firmó la administración del Lic. Emilio Portes Gil con el arzobispado, el culto se restableció en Altzayanca a las 10 de la mañana del 16 de julio de 1929. También durante el año de 1929, el Presidente de la República aprueba la dotación de tierras ejidales a Altzayanca, expropiando 756 hectáreas a Tecopilco, 442 a Campamento de Arroyo, 485 a Cerón y 99 a Jalasco.
El proceso de reforma agraria empezó con cierta lentitud en los años veintes, adquiriendo mayor ímpetu en los treintas. Se llevó a cabo "una brutal embestida contra la mayor parte de las Haciendas", existentes desde la época colonial. En Altzayanca, solamente a la Hacienda de San Andrés Buenavista se le expropiaron 4 227 hectáreas. Algunas de las haciendas pulqueras lograron transformarse en ganaderas, incrementando el número de cabezas, pues a mayor número, mayor superficie podían retener con los certificados de inafectabilidad ganadera y agrícola. Entre las haciendas de Altzayanca que lograron sobrevivir, gracias a este procedimiento se encuentran las de San Diego Meca y San Martín Notario.
Otras de las haciendas del municipio de Altzayanca que logra sortear el reparto agrario fue la de San Antonio Zoapila, que había sido propiedad de Bernardo González en el último tercio del siglo XIX, pero que durante 1910 había pasado a manos de Enrique Sánchez González. La hacienda tenía una extensión aproximada de 1 652 hectáreas, fraccionadas entre 17 personas. En 1941 se le otorgan certificados de inafectabilidad a cuatro de las fracciones; en 1942 cinco más obtienen certificados y en 1948 las ocho restantes.
Epoca contemporánea. A partir de enero de 1945, se registró un memorable conflicto entre la gente de Altzayanca y los de La Cañada, en el cual no sólo intervino el gobierno del estado, sino el gobierno federal. Esto sucedió por el deslinde que se hizo del monte, pues se tomaron tierras de Junguito, de la sucesión de Don Carlos Maldonado, de la finca de San Gabriel y de Vista Hermosa, en total fue una ampliación de 200 hectáreas. Pero los de La Cañada quisieron apoderarse por la fuerza de 300 hectáreas y de ahí en adelante comienzan los problemas, los cuales se solucionan en octubre del mismo año, cuando se hace la comprobación del deslinde, a favor de Altzayanca.
Los anales del municipio registran que en 1946 se proyecta instalar un reloj, en la Parroquia de Altzayanca. Al reunir los fondos para la obra, se pidió ayuda a varios artistas. El único que respondió al llamado fue Joaquín Pardavé , quien sugirió dar una función de teatro, la cual se llevó a cabo en el Cine Rivera, de la ciudad de Huamantla, y ésta resultó todo un éxito. La inauguración del reloj se hizo el 5 de abril de 1947. Al acto acudió el gobernador del estado Rafael Ávila Bretón y a las 12 en punto de ese día, se movió el péndulo del reloj.
El 27 de noviembre de 1953, Altzayanca es elevada a categoría de Villa, siendo gobernador del estado Felipe Mazarraza. De acuerdo al decreto número 18, artículo 1º, Altzayanca, cabecera del municipio del mismo nombre, se eleva a la categoría de Villa, debiendo llamarse en lo sucesivo Villa Altzayanca de Hidalgo. Artículo 2º el C. Presidente Municipal de la citada Villa, dará a conocer esta determinación a su pueblo, en ceremonia especial que deberá verificarse el 20 de Noviembre del de año de referencia.
Los trabajos de electrificación municipal, comenzaron en 1954. La aportación que se dio a la Comisión Federal de Electricidad fue de $58,825.00. Fue hasta el 13 de diciembre de 1957 cuando el gobernador del estado, Joaquín Cisneros Molina, conectó el switch que iluminó al pueblo.